Pero el destino quiso otra cosa: volver a mis orígenes como obrero radial. Me reencontré con labores que di por perdidas pero que hicieron remontar a mi adolescencia cuando empecé a "perillar" en la gloriosa Radio Maipú.
Para muchos es extraño que un periodista que ya lleva un poco más de 10 años de circo con una carrera inestable, muchos sinsabores y respondiendo a la búsqueda del éxito financiero solo para dar en el gusto a mi entorno (el autoestima ha sido siempre un tema en mi vida), vuelva a ser radiocontrolador. Claro que percibo una gran ventaja: tener micrófono y eso ya es ser un privilegiado en el medio, escenario que uno agradece desde el primer día.
Encontré mi camino y esa es la radio, que es mi estilo de vida que tanto oculté por temor a las burlas y de dar tantas explicaciones cuando no te las piden. Acá estamos, partiendo de cero, haciendo de todo un poco, paso a paso (ese concepto cuesta tenerlo cuando eres ansioso), pero muy seguros. Espero.
Tengo fe que la vida me traerá mejores momentos dentro y fuera del aire. Es cosa de esperar y hacer bien las cosas.
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